¿Qué es la anemia y que alimentos debes consumir para evitarla?
La anemia es una situación en la que la concentración de
hemoglobina o la capacidad de transportar oxígeno en la sangre circulante es
más baja de lo habitual.
Incidencia y Tipos según su origen
La anemia afecta al 24,8% de la población mundial. Los dos
grupos con mayor incidencia son los niños preescolares y mujeres no
embarazadas. Según su origen, hay varios tipos de anemia:
Anemia causada por pérdida de sangre
Por una excesiva destrucción de eritrocitos
Por alteración del mecanismo de producción de eritrocitos:
deficiencia de sustancias como hierro, vitamina B12, ácido fólico o vitamina C
entre otras
Anemias secundarias debidas a otras enfermedades (infecciones,
cáncer, cirrosis…)
Vamos a hablar de las llamadas “anemias nutricionales”
cuyo origen está en una ingesta inadecuada de sustancias como hierro, vitamina
B12 ó algunas vitaminas o minerales.
Anemia Ferropénica: síntomas, diagnóstico y tratamiento
En este tipo de anemia los depósitos de hierro son bajos por
un desequilibrio entre los requerimientos y la ingesta de dicho mineral. Uno de los motivos que lo pueden provocar son la menstruación abundante,
embarazos múltiples o problemas gastrointestinales como las úlceras. En niños
pueden darse casos de anemia ferropénica por una excesiva demanda de hierro en
periodos de crecimiento. Síntomas: cansancio, palidez, disnea de esfuerzo, así
como piel, uñas y mucosas pálidas.
Ferritina: supone el principal depósito de hierro en el
hígado, bazo y médula ósea. Se dice que es una deficiencia cuando en hombres hay
niveles por debajo de 12-15ng/ml y en mujeres de 10ng/ml.
Transferrina: Procede de la síntesis hepática
El tratamiento de la anemia ferropénica se basa en la
administración oral de hierro aunque no todo el hierro que se ingiere es
absorbido. Sustancias como el ácido ascórbico ayuda en su absorción. El
problema de este tipo de tratamientos son las consecuencias como son la
diarrea, nauseas o el estreñimiento. En poco tiempo de tratamiento aumenta
la concentración de hemoglobina pero se aconseja mantenerlo durante varios
meses.
Anemia por carencia de ácido fólico
Se da sobretodo en embarazadas y lactantes. La diálisis,
enfermedades hepáticas o la administración de anticonceptivos orales pueden
propiciarlo. Si la dieta no es correcta, los niveles de ácido fólico se agotan
en el transcurso de 2 a 4 meses. Síntomas: fatiga, disnea, diarrea o
irritabilidad entre otras. Se recomienda un tratamiento de folatos vía oral
durante unas semanas.
Por carencia de Vitamina B12
También conocida como anemia perniciosa. La carencia de esta
vitamina suele deberse a la ausencia de una proteína del jugo gástrico
necesaria para su absorción. Los síntomas afectan al tubo digestivo, sistema
nervioso central y periférico. Puede aparecer hormigueo en pies y manos o falta
de memoria, disminución del apetito y cansancio.
Relación con la alimentación
Con la anemia es muy importante tener en cuenta que una alimentación variada y equilibrada puede mejorar e incluso revertir
la situación sin necesidad de un tratamiento farmacológico. El grado de
absorción del hierro depende de los niveles iniciales que tenga la persona,
cuanto menores son los depósitos, mayor es la absorción. Compartimos contigo una serie de
consejos que puedes poner en práctica si sufres de anemia:

En primer lugar es importante saber distinguir el hierro
hemo, aportado por los alimentos de origen animal (carnes, pescados, aves y
mariscos) y el hierro no hemo de origen vegetal (granos, vegetales y frutas),
ya que la capacidad de absorción de éste último es peor.
Fomenta el consumo de alimentos como frutos secos y
semillas, carnes rojas, yema de huevo o mariscos entre otros.
Ten presente que hay componentes que favorecen la absorción
del hierro como son la vitamina C, fructosa, ácido cítrico, proteínas
(sobretodo aminoácidos como lisina, histidina, cistina o metionina)
Evita o reduce el consumo de alimentos que contengan ácido
oxálico (espinacas) taninos (café,té), fitatos (fibra de envoltura de
cereales), o situaciones de carencia de ciertas vitaminas, exceso de
determinados minerales o la insuficiencia de proteínas.
Los cereales integrales tienen más hierro, vitamina B12 y
ácido fólico que los refinados pero debido a su contenido en fitatos se
recomienda no abusar.
Entre los postres idóneos están los cítricos por su aporte
de vitamina C o los lácteos ya que mejoran la absorción de ácido fólico.
Cuando consumas legumbres es bueno añadir algo de papa o
arroz para mejorar la calidad de la proteína y pimiento o jugo de naranja con kiwi
en postre por su vitamina C.

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