ADIPONECTINA
La
adiponectina es la hormona más abundante secretada por los adipocitos, la cual
juega un rol importante y central en enfermedades relacionadas a la obesidad,
incluyendo la resistencia a la insulina/diabetes tipo 2 y enfermedades
cardiovasculares.
La
adiponectina es una de las adipocinas más abundantes en el ser humano, con
intervalo de concentraciones plasmáticas de 5 a 30 mcg/ml, con lo que
representa 0.01% del total de proteínas plasmáticas.
La
adiponectina tiene acción directa en el hígado, musculo esquelético y en la
vasculatura.
El
gen de esta proteína está ubicado en el brazo largo del cromosoma 3, en el
locus. Este locus está relacionado con aumento del riesgo cardiovascular y
con diferentes componentes del síndrome metabólico.
La
síntesis de la adiponectina está regulada por diferentes mecanismos. El
principal es el receptor activador por prolifereadores de peroxisomas gamma
(PPAR-g), un regulador de la diferenciación celular y del metabolismo, que
aumenta la expresión de la adiponectina al ser activado. Asimismo, los estados
proinflamatorios disminuyen la expresión de esta proteína; el estrés oxidativo,
la existencia de moléculas como el TNF-a, la proteína C reactiva o la IL-6
inhiben la expresión de la adiponectina.
Los
principales efectores intracelulares activados por la adiponectina son la AMPK,
una kinasa que actúa como sensor energético, activándose al aumentar el AMP y
promoviendo el ingreso de nutrientes y la regeneración de ATP (energía). La activación de la AMPK, sea por el consumo
de ATP durante el ejercicio, por la adiponectina o por fármacos como la
metformina, promueven el ingreso de glucosa vía GLUT4, facilitando el descenso
de la glicemia. La oxidación de ácidos grasos en hepatocitos y rabdomiocitos,
por acción AMPK y PPAR-a, reduce los efectos negativos en la acción de la
insulina (resistencia a esta).
Por
otra parte la adiponectina ha demostrado beneficios cardiovasculares al
promover, vía AMPK, la generación de Oxido Nítrico (vasodilatador), así como en
reducir los marcadores inflamatorios asociados a aterogénesis, al bloquear el
NF-kb.
La
adiponectina posee indudables efectos benéficos, al mejorar el perfil
metabólico, potencia la vasodilatación y la perfusión tisular, así como
amortiguar la cascada inflamatoria.
La
expresión de adiponectina se rige en varias etapas reguladoras tales como la
regulación transcripcional y postraduccional que incluye el ensamblaje de
oligómeros y la secreción. En la obesidad, dicho mecanismo regulador de la
adiponectina se ve alterado por múltiples factores, entre ellos la hipertrofia
de los adipocitos (crecimiento de masa grasa corporal), la inflamación y el
estrés oxidativo, que conduce a la hipoadiponectinemia.
Las
concentraciones séricas de adiponectina son significativamente mas bajas en
personas obesas; se ha demostrado una relación inversamente proporcional entre
las concentraciones de adiponectina con el IMC.
También
se ha observado que las concentraciones de esta proteína son menores en sujetos
masculinos y en pacientes con resistencia a la insulina o con diaetes mellitus
tipo 2.
A
pesar de los papeles prominentes de la adiponectina en el control del balance
energético, los mecanismos moleculares implicados en la desregulación inducida
por la obesidad de la expresión del gen
de la adiponectina han sido esquivos. La evidencia de diversos estudios han
demostrado que la metilación del ADN desempeña un papel crucial en la
regeneración de la expresión génica de adiponectina, modulando el equilibrio
energético de todo el cuerpo en la obesidad. En los adipocitos, la metilación
del ADN en la región particular del promotor de la adiponectina, el R2, está
mediada por DNMT1 e induce la posterior formación de la estructura de la heterocromatina
para suprimir la expresión del gen de la adiponectina en la obesidad.
Debido a su papel como antiinflamatorio,
promotor de la sensibilidad a la insulina, asi como sus efectos
cardioprotectores y antiaterogénicos, la adiponectina representa un atratactivo
blanco terapéutico contra la obesidad y otros padecimientos metabólicos
mencionados anteriormente. Sin embargo su uso clínico en humanos resulta
complejo. Por un lado, es necesario conseguir altas concentraciones plasmáticas
de adiponectina para lograr estos efectos. En segundo lugar, para obtener una
molécula funcional es necesario su procesamiento prostraduccional intracelular.
Por último, su vida media corta constituye un obstáculo adicional.
La
relación que se ha observado entre la
adiponectina y el ejercicio, han sido un incremento de los niveles de esta
hormona dentro de los primero 5 días de ejercicio
cardiovascular intenso seguido de un decremento posterior a los 3 días de
recuperación.
Como
se mencionó anteriormente, queda claro que la expresión de la hormona adiponectina
se encuentra regulada por información
presente en nuestros genes y la expresión de estos modificada epigeneticamente
por diversos factores ambientales, tales como la alimentación, el ejercicio, el
estrés, la contaminación, etc.
Es
por eso que debemos tener en cuenta que el estilo de vida que llevemos será un
factor determinante en la expresión , en este caso en los niveles de
adiponectina y su mecanismo de acción frente a diversos procesos fisiológicos,
sin embargo debemos tener en cuenta que la carga genética es clave en
la predisposición de cada respuesta.
Bibliografía:
1- http://www.alexismateos.com/single-post/2017/06/05/ADIPOCITOQUINAS-LAS-HORMONAS-DEL-TEJIDO-ADIPOSO
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